Anoche
Anoche, mientras saboreaba un café, en el jardín de la casa, con mis pies descalzos sobre el pasto, el aire que movía mi cabello, escuchar el canto de los grillos y levantar la mirada para ver el brillo de la estrellas, me hizo recordar las noches en el rancho familiar en donde solíamos pasar algunos días…
Aquel silencio absoluto de la noche, y de pronto, escuchar el lamento del viento, los coyotes aullar a lo lejos… Sentir el calor de la fogata que encendíamos para pasar la velada en compañía de los hermanos, primos y amigos… Admirar las lucecitas de las luciérnagas, el concierto musical de los insectos, el crujir de las ramas mecidas por el viento…
Los clásicos cuentos de los ancianos sobre la vida en el campo, las leyendas que en ese tiempo nos causaba miedo a otros no tanto… Ver las manos de los viejos llenas de surcos a consecuencia del trabajo rudo…
Al otro día, levantarse temprano, escuchar el canto del gallo, el olor a leña que cocía los frijoles en un jarro… Después montar a caballo para ir al lecho del río, sentir la frescura del agua mientras nos bañábamos…
Por la tarde, “arrear” a las vacas y chivas, con los fieles perros de ayudantes eficientes…
¡Qué tiempos aquellos! En donde nada nos preocupaba y la vida corría silenciosa y limpia, como el agua del río…
Aquel silencio absoluto de la noche, y de pronto, escuchar el lamento del viento, los coyotes aullar a lo lejos… Sentir el calor de la fogata que encendíamos para pasar la velada en compañía de los hermanos, primos y amigos… Admirar las lucecitas de las luciérnagas, el concierto musical de los insectos, el crujir de las ramas mecidas por el viento…
Los clásicos cuentos de los ancianos sobre la vida en el campo, las leyendas que en ese tiempo nos causaba miedo a otros no tanto… Ver las manos de los viejos llenas de surcos a consecuencia del trabajo rudo…
Al otro día, levantarse temprano, escuchar el canto del gallo, el olor a leña que cocía los frijoles en un jarro… Después montar a caballo para ir al lecho del río, sentir la frescura del agua mientras nos bañábamos…
Por la tarde, “arrear” a las vacas y chivas, con los fieles perros de ayudantes eficientes…
¡Qué tiempos aquellos! En donde nada nos preocupaba y la vida corría silenciosa y limpia, como el agua del río…
3 Comments:
"Cuando éramos felices e indocumentados", parafraseando al Gabo García Márquez...
By Azul..., at 2:21 PM
Gracias por compartir algo asi... gracias por brindar un instante... a esta simple mortal que es amiga tuya, gracias de verdad!
A veces es bueno recordar cosas que realmente nos hacen felices y que el sentido de percibir las cosas no se pierdan, el dia que uno pierda esa capacidad, uno esta perdido o tu que piensas?
By ✈єℓιzα™ τσdσs lσs Dεяεcнσs яεsεяvαdσs cσρчяιgнτ, at 2:08 PM
Pues si, las cosas que se pierde uno...
Y al final sólo nos queda la nostalgia, los recuerdos y la esperanza de que un día pueda ser igual.. quizás..
By minina, at 8:45 AM
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